UN DIA EN LA ESCUELA TAURINA "EL JULI"
(PARTE I )
reportaje publicado en Burladero.com
F. GIL CABRERA / S. NARANJO
Burladero.com
A las cinco de la tarde empiezan a llegar los alumnos a las instalaciones de Feligrés, la Finca que tiene El Juli a las afueras de Arganda del Rey. Hoy es un día importante porque Ignacio López, director de la Escuela, va a dar a conocer a los chicos los carteles del III Trofeo de la Escuela de Arganda. "Para ellos es como los carteles de San Isidro", comenta Ignacio.
Reunidos en el jardín de la Finca, Ignacio va diciendo los nombres y las caras de los chicos reflejan ya la responsabilidad. Incluso las ganas de querer triunfar y estar por encima, la rivalidad. "Pepe, no te digo nada, te ha tocado con uno que es duro, así que ya sabes..." y Pepe con cara de rabia debe de estar pensando por dentro que ese día va a demostrar lo que es. La capacidad de superación de estos chavales trasluce ya, en esas pequeñas cosas, que se trata de chavales diferentes al resto de los niños.
Las instalaciones de la finca Feligrés son un lujo, un frontón cubierto sirve para que los chicos cada día empiecen con una sesión de ejercicio. Hoy toca deporte libre y los chicos juegan apasionadamente al fútbol, "no sé si sacaremos algún torero pero futbolista, alguno sacamos", explica Gabriel de la Casa, uno de los docentes.
Después de unos estiramientos, Ignacio nos conduce al Museo que él mismo ha creado en uno de los salones de la casa. El museo es espectacular y está perfectamente montado: cabezas de toros, trajes, cada uno con un pequeño texto explicando las tardes que El Juli lo llevó, y multitud de trofeos. Los chicos no deben visitar a menudo el museo y para los nuevos hoy es el primer día que lo ven. Las caras son el espejo del alma: admiración, ilusión...
A Ignacio se le nota la admiración por su hermano en cuanto abre la boca; delante de la foto de la cornada en el labio de Bilbao, se para y dice: "Ese día me di cuenta de que era un extraterrestre; míralo cómo está con esa cornada, y tan tranquilo". El maestro Gabriel de la Casa comenta: "Esos gestos son los que te ponen en figura". Los pelos de punta.
Ignacio, o Nachete, que es uno de los chavales más jóvenes de la escuela, se ha parado delante de una foto de una gran estocada de El Juli en Las Ventas y comenta: "Maestro, así, ¿verdad?, así es como lo tengo que hacer". Gabriel de la Casa sonríe: "sí, así, esto es lo que te decía ayer". Interés, ganas de aprender.
Tras visitar el museo, toca la clase práctica en la nave que hace las veces de aula; en la nave están los carretones, cabezas de toros y carteles del maestro Juli. Todos los chavales cogen una silla y se ponen delante de la pizarra. Ángel Gómez Escorial hoy les explica cuáles son las marcas que tiene un toro y qué es lo que significan. Nachete sale a la palestra y dibuja perfectamente las marcas en un toro que han dibujado en la pizarra. Nadie habla, no hace falta mandar callar, todos están ensimismados en la explicación. El respeto y la educación es otra de las cosas que se respira nada más entrar en la Escuela. Qué envidia sentirían aquí los profesores de cualquier colegio o instituto: ¡Los niños tienen interés y ganas de aprender! Acaba la teoría y empieza la práctica.
Los chavales se separan en tres grupos. Los más jóvenes se quedan en la nave con el maestro Gabriel de la Casa, otro grupo sale a la plaza a poner banderillas con Javier Vázquez y el grupo de los más experimentados vuelven al frontón con Gómez Escorial. Todo para algún día hacérselo al toro, para emular a su 'protector' y ser figuras. Aunque, como reza el conocido eslogan de la Escuela de Madrid, llegar es casi un milagro. Los chicos lo saben y, toreros o no, en la Escuela El Juli pretenden, antes que figuras del toreo, hacer hombres y mujeres. 'Escuela de Vida' es el lema.
ESPERE PARTE II PROXIMAMENTE
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