Urdiales inaugura la Puerta Grande de Arnedo
Arnedo (La Rioja), sábado 20 de marzo de 2010. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de El Pilar, desiguales de presentación, descastados, manejables aunque de fuerzas justas. Destacó el encastado 3º. Julio Aparicio, silencio en ambos. José Tomás, oreja tras aviso y saludos tras aviso. Diego Urdiales, dos orejas y oreja.
Diedo Urdiales con las dos orejas de su primer toro en Arnedo (Foto: muntodoro)
Diego Urdiales ha inaugurado la plaza de su tierra con un triunfo rotundo y macizo. Tres orejas y una gran imagen en una tarde en la que también ha destacado la actuación de un José Tomás entregado.
Urdiales cortó sus primeras dos orejas ante el mejo toro del desigual encierro enviado desde tierras salmantinas por Moisés Fraile. Ese toro fue el que llegó con más chispita al último tercio y el arnedano lo aprovechó para trenzar varias tandas de buen nivel en la que hubo ajuste y colocación pero faltó algo de sometimiento. Aún así, el festivo público que llenó hasta los topes en nuevo Arnedo Arena premió con el doble trofeo a su torero.
Otro trofeo más paseó Urdiales del sexto, otro toro que tuvo buena condición pero que sólo duró tres tandas. El diestro riojano se acopló más a izquierdas y cuando el toro se agarró más al piso, Urdiales tiró de valor para meterse entre los pitones para terminar de exprimir las últimas embestidas del de El Pilar.
José Tomás llenó plaza desde que se abrió de capote en su primero. Hubo torería en un galleo por chicuelinas llevando al toro al caballo y en el último tercio hubo temple y técnica para ir haciendo poco a poco a un toro remiso a embestir en un principio. El de Galapagar se dejó llegar mucho al toro antes del embroque para después llevar siempre muy toreado y largo al pupilo de Moisés Fraile. Trasteo de signo creciente que sin embargo no fue rematado a espadas. Tras un pinchazo, José Tomás dejó una estocada entera y contraria que le valió para cortar la oreja.
Con el quinto fue un querer y no poder del diestro madrileño. El toro tenía voluntad de seguir los engaños pero su escasez de fuerzas hacía imposible la continuidad de la faena de José Tomás, que intentó siempre torear a media altura sin obligar y alargando poco a poco la embestida del toro. El final de la faena, con el compás más cerrado tuvo emoción, pero tres descabellos después de un pinchazo dejaron sin puerta grande a José Tomás.
Encabezaba terna Julio Aparicio, que aparte de realizar el paseíllo embutido en un precioso terno grana y azabache, poco más hizo. En su primero lo intentó ante un astado flojo al que toreó a media altura y sin ajuste en un trasteo que se perdió entre dudas y probaturas. Con el cuarto se dio poca coba y abrevió entre las dudas que generó su toreo.
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