lunes, 1 de marzo de 2010

EL PERSONAJE

Entrevista a Conrado
EL PERSONAJE: Conrado, el eterno maletilla
“Los maletillas somos sencillos y vivimos al día”
Nació en Molezuelas, un pueblo de Zamora hace ahora 81 años. Muchas personas creen que es de Ciudad Rodrigo ya que, según sus palabras, puede ser “debido al tiempo que lleva aquí”. Año tras año la gente le apoya y se siente más cerca de nuestra ciudad. Se considera mirobrigense y dice que este es su pueblo.
Pregunta: ¿Desde cuándo se considera un maletilla?
Respuesta: A los 16 años me distancié de mi casa. Salí por esos caminos con un pequeño hatillo donde llevaba ilusión, también mucha ignorancia pero, aún así, creo que aquello es algo que no olvidaré en mi vida. A pesar de mi edad, sigo pensando que soy aquel chico de 16 años.
P: ¿Cuál es la mayor diferencia que encuentra entre aquellos tiempos y los de ahora?, ¿cree que ahora es más fácil ser torero que cuando usted empezó?
R: No encuentro ninguna diferencia. Sí que la encuentran los demás. Tal vez por mi edad, la gente ahora me quiere mucho más que nunca. En cuanto a los chavales jóvenes que empiezan, sí que la vida ha cambiado muchísimo en todos los niveles. No es que sea mejor esto que aquello. Aquello no fue malo, tampoco esto. Es distinto. Hoy en día los jóvenes tienen otros medios, medios económicos. Gracias a las escuelas taurinas su carrera la tienen más cerca de lo que la teníamos antes porque para nosotros, quieras o no, era una lucha constante, de pueblo en pueblo, de finca en finca, con más vicisitudes. Hoy ellos no tienen ese tipo de problemas debido a estas escuelas.
P: A pesar de estas facilidades, ¿cree que la ilusión, al menos, es la misma?
R: Pues sí, es la misma. Quizás, menos esforzada. Valoran menos pero, al fin y al cabo, cuando se visten de luces en las plazas de toros la sensación es la misma de antes. Es una profesión que hay que sentirla y vivirla, por eso es bonita.
P: Siempre hay gente a la que admiramos o a quien nos gustaría parecernos. ¿Tenía usted algún ídolo o alguien a quien admirase?
R: El problema de la sociedad es que se ha hecho cada vez más materialista y los chavales a lo mejor se reflejan de distinta forma que nosotros. Entonces el dinero no prevalecía tanto como ahora pero, en fin, todos somos humanos y siempre nos fijamos en alguien.
P: Tras tomar la decisión de ser torero decidió ponerse en marcha y caminar para buscar su oportunidad. También es cierto que le gusta mantenerse en forma y caminar mucho así que está acostumbrado, ¿no es así?
R: Sí. A pesar de mis 81 años, camino diariamente entre 15 y 20 kilómetros. No por necesidad si no porque lo siento y lo vivo, es una satisfacción personal.
P: Se puso a caminar para buscar su oportunidad. ¿Cuáles fueron sus primeros pasos?, ¿dónde fue?
R: Mis primeras andanzas fueron hacia Sevilla. Por aquel entonces no existían los medios, a nivel de televisión y todo eso, pero sí que teníamos algún recorte de periódico donde se hablaba mucho de Sevilla y me fui hacia allí por esos caminos. No había vehículos ni nada.
P: ¿Fue andando hasta Sevilla?
R: Sí. Como pude llegué andando. La lucha era muy distinta por esa falta de medios. Ahora es diferente, hay coches o incluso puedes hacer dedo pero todo hay que sufrirlo y luchar. Fue muy difícil a nivel económico, moral y artístico. Llegué como pude a Sevilla.
P: ¿Cómo era su vida allí?
R: Pues difícil. Comer mal, dormir, ídem de lo mismo. Incluso alguna vez que otra tenías que entrar a coger lo que no era tuyo pero había que vivir. Que Dios me perdone, que se lo pague de otra manera a aquellos con los que tuve el atrevimiento de saltar sus paredes o abrir alguna puerta y coger lo que no era mío.
P: ¿Qué recuerdos guarda de aquella época?
R: No me fue muy bien por Andalucía debido a que el campo está más distante que el campo de Salamanca, por ejemplo. Yo carecía de medios, nunca llegaba a un tentadero, otros veces me engañaban, otras no me dejaban torear. Me aburrí y entonces, junto a un chaval que conocí allí en Sevilla, en el barrio de Triana, decidí venirme a Salamanca.
P: ¿Hubo más suerte por aquí, por Salamanca?
R: Aquí las cosas nos fueron de otra manera. La gente era más cariñosa y los campos estaban más cerca unos de otros. Aquí ya daba algún muletazo, me fui haciendo conocido. Conocí a otro maletilla como yo, con sus sueños. Compartíamos nuestros alimentos, nuestro hogar, que era allí donde podíamos, debajo de las encinas. Me fui haciendo conocido, la gente me acariciaba y los ganaderos me ayudaron muchísimo.
P: En todos esos viajes siempre le ha acompañado un amigo fiel: su hatillo. Háblenos de él. ¿Qué es?, ¿qué lleva?
R: Siempre es el mismo hatillo. Es un pañuelo muy particular, aproximadamente de un metro cuadrado con cuadritos y tal. En él pues llevamos nuestra pequeñez. Es un hogar muy sencillo. Llevamos ahí lo poquito que tenemos: ropa, no mucha porque no somos marqueses para tener ropa sobre ropa. Los maletillas somos sencillos y vivimos casi al día. También llevo algunos alimentos para comer. Yo pienso que el hatillo es nuestro hogar, nuestro palacio, el palacio más grande del mundo.
P: Siguiendo con su viaje, con su hatillo y sus ilusiones, llegó a Ciudad Rodrigo. ¿Qué vio aquí que le gustara tanto?
R: Todos los pueblos de la provincia e incluso algunos de Cáceres y de Portugal me han tratado muy bien y con un cariño importante. A todos les debo mucho pero en Ciudad Rodrigo, donde en un principio pase desapercibido como otro aficionado cualquiera, me fue acariciando el pueblo y yo a ellos también les fui cogiendo cariño y después de mucho tiempo puedo decir que en este pueblo me han dado mucha amistad, mucho cariño y para ellos, para Ciudad Rodrigo y para sus carnavales, soy como un ídolo. Los mayores aplausos aquí son para mí, a pesar de que soy diferente a los demás aficionados, pero a mí me valoran y acarician por lo que hago, lo poquito que hago, porque en realidad este pueblo se merece mucho más.
P: Eso es cierto. A otros toreros que salen al coso le pitan pero a Conrado le aplauden y le quieren. ¿Qué siente cuando ocurre eso?
R: No es por halago hacia Ciudad Rodrigo si no que hablo en base al comportamiento que me dan pero sí que la gente se estremece un poquito más cuando estoy en la plaza. La admiración de esos niños que te dan su cariño, esas chicas tan guapísimas que te dan su amistad, esos mayores que, aparte de darme su amistad, me dan mucho más, esa constancia de verme dar un muletazo tras otro. Tal vez por mi edad piensen que el peligro es superior. Por eso cuando me ven por la calle me dicen: “Conrado este año no torees porque nos haces sufrir mucho y ya vas mayor”; y otros, al contrario: “Conrado, unos muletacillos si que tienes que dar porque sin ti los carnavales no serían lo mismo”. Es un halago por parte de todos porque sé que me quieren y yo también los quiero a todos ellos.
P: Centrándonos ya en de lleno en el Carnaval del Toro, ¿cómo se presenta este año el Carnaval para usted?
R: Mi valor hacia los carnavales es sentirlos como los estoy sintiendo y como lo estoy esperando, igual que el pueblo. Vivirlos, divertirme, cada uno lo hará en distinta manera porque hasta los borrachos son necesarios, si no participan ellos…Yo, pues participo como aquel que soy. Yo creo que todos estamos deseando durante todo el año que lleguen los carnavales pero cuando ya están cerca, como ahora, los vamos alcanzando más con la mano y con más ilusión.
P: Ya sabe que este año habrá cambios que han generado controversia, ¿qué le parecen a usted las novedades de este año?
R: Como en todas las fiestas el diálogo de la gente es comentar o hablar aunque se cambie un pequeñito recorrido, aunque este año van a cambiar bastante. Creen más oportuno que el encierro sea más distanciado que otros años. Cosa que no sé si estará acertada porque parece ser que hay mucho recorrido y los toros por la carretera van a sufrir y van a llegar en mal estado pero bueno, lo ve así el pueblo pues bien hecho está. Además creo que tiene que ser discutido de una manera u otra porque si no una fiesta no sería lo mismo. La gente quiere algo distinto a lo que está viendo a diario.
P: En todos los años del Carnaval, ¿cuál ha sido el mejor y el peor momento?
R: Para mí no hay nada malo. Hasta que me coja un toro y me hiera. Es digno de la fiesta nacional el que haya problemas y a nosotros, como lo sentimos, no nos importa. Sí que la gente se lamenta cuando me ha cogido aquí un toro en la plaza o en el registro. Los sustos también hay que pasarlos y es bonito que le demos alguna vez que otra un disgustillo a la gente porque el que te quiere es el que llora y es necesario que lloren, para darle emoción.
P: A pesar de tener una visión tan optimista, ¿recuerda alguna cogida peligrosa?
R: Sí. En el registro, creo que fue en el 97, me cogió el toro del aguardiente. Ese sí que fue uno de los mayores golpes que he tenido porque fue de salida y por la fuerza del toro, de unos 500 kilos. Pero bueno, en la plaza también al año siguiente o a los dos años se me rompió la pierna. Todos esos obstáculos para mí no los tengo como recuerdos malos, son pasajeros y forman parte de mi vida. Creo que tengo que sufrir porque todo el mundo sufre.
P: A parte de Ciudad Rodrigo va a otras muchas ferias, ¿dónde tiene por costumbre asistir?
R: Yo soy uno de los toreros que quizá se parezcan más a Ponce, que tiene sus ferias todo el año, que está contratado. Económicamente no será lo mismo como él pero artísticamente, sí. Yo tengo mis ferias de todos los años y si no voy a un pueblo por las circunstancias que sean, cuando me ven a los pocos días me dicen que qué ha pasado, que me han echado de menos. Alguna vez que otra voy a algún pueblo desconocido. Me gusta ser aventurero y ver cosas nuevas.
P: En algunos de esos sitios a los que va le han hecho ya homenajes como el que le hicieron en Coria en noviembre del año pasado. ¿Qué piensa de todo ello?
R: Eso de los homenajes normalmente ocurre en muchos pueblos. Tienen esa consideración entre peñas o en el pueblo mismo. Deciden alabar a su torero, que soy yo en este caso. Quieren hacer por mí, tal vez, lo que otros no han conseguido. Pero bueno, también lo hacen por mi constancia y porque vivo con ellos lo que otros no han vivido.
P: ¿Le hacen más reconocimientos u homenajes fuera de Ciudad Rodrigo, que es de donde se considera realmente?
R: No, no creo. Para mí el mínimo detalle de cada pueblo es muy considerado porque cada uno es como es y la atención de unos pueblos no puede ser la misma que en otros porque, por ejemplo, este es un pueblo de unos catorce mil habitantes y si lo comparamos con un pueblecito de 200 habitantes pues no es igual. Pero bueno, el aprecio y el valor es el mismo en un pueblo, que en Madrid que, por ejemplo, aquí, en Ciudad Rodrigo.
P: Venga de donde venga ese homenaje siempre se dice lo mismo sobre Conrado: que es un luchador, con un gran corazón, una gran leyenda y con una afición incansable que siempre le acompaña. ¿Cómo se ve usted y como cree que le ve la gente?
R: Yo creo que la gente me ensalza demasiado debido a la leyenda que, tal vez, me la haya dado la misma sociedad. Creo que la vida da más no a nivel artístico si no a nivel moral, social. Yo acojo todo porque son muchas las personas que me tienen estima. La gente es la que aporta todo para que esa leyenda de Conrado se vea de una manera muy distinta. Y en lo del fondo y en lo del corazón pues seré como todos. Tengo mis ratitos buenos, mis raritos malos. Además procuro no tener enemigos. Soy amigo de todo el mundo y quiero que todos sean amigos míos. Me gusta vivir y dejar vivir.
P: ¿Podría dar un consejo para todos aquellos que buscan conseguir sus sueños, sus metas en la vida?
R: No me gusta mucho aconsejar pero diría que cada uno tiene que ser lo que cada uno se sienta y si cometes algún defecto o tienes algún problema y lo quieres subsanar que sea por ti mismo, que no sea por los demás.
P: Por último, ¿le gustaría mandar un mensaje a la gente de Ciudad Rodrigo?
R: Pues les deseo a todos los del pueblo y a todo aquel que acuda a estos carnavales, que van a ser muchos forasteros los que van a venir y a los que tengo un aprecio inmenso, que procuren divertirse al máximo y que respeten a todo el mundo. Que acojan los carnavales como son, que se diviertan y que nunca consideren a nadie forastero, aquí todos somos amigos. Ahora que cada vez están más cerca a ver si tenemos la gran suerte de que el tiempo nos acompañe y todo el mundo lo pase muy bien a su manera. Y, por supuesto, que los carnavales sigan vivos y que los celebremos como Ciudad Rodrigo se merece.
P: Si tuviera que empezar de nuevo su vida, ¿haría lo mismo que ha hecho?
R: Lo mismo. Los principios de mi vida serían estos. El final no sé si sería constante y el mismo pero me alegra tener lo que tengo hoy y es que todo el mundo me quiere, es lo más importante.P: Enhorabuena por todo y que tenga muchísima suerte. Esperamos verle este y muchos años más. Felicidades.
Tomado .del Blog de WordPress.com

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