martes, 5 de abril de 2011

Soy forajido a mucha honra, y nunca acepté que un "dictócrata"


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Durante los últimos meses he leído con interés algunas editoriales con respecto a la pregunta de la consulta popular que dice:

"3. Con la finalidad de evitar la muerte de un animal por simple diversión, ¿Está usted de acuerdo en prohibir, en su respectiva jurisdicción cantonal, los espectáculos públicos donde se mate animales?"

Al respecto, manifiesto que, sin ser particularmente aficionado a las corridas de toros, comprendo perfectamente la desazón e indignación frente a esta pregunta de quienes sí lo son, y la consecuente cruzada que algunos amigos han emprendido para combatir esta pregunta y explicar su afición.

Sin embargo, mucho nos hemos concentrado en debatir esa pregunta en particular, cuando el tema de fondo, lo grave que entraña la consulta en general, no es si deben o no continuar las fiestas de toros en Ecuador. Esa pregunta es, para mí, como "la punta de un enorme iceberg" cuya parte más gorda se halla tapada por el agua.

Lo grave realmente no es solo prohibir la fiesta brava, pues ésta prohibición no es más que un síntoma de lo que puede venir después: que se prohiban y se quemen ciertos libros "contrarios a la moral revolucionaria." Ojalá no estemos volviendo a oscuras épocas en las que se prohiban libertades básicas, derechos inclaudicables que todo liberal genuino -sea de derecha o de izquierda- tiene la obligación de defender.

Con mucha habilidad, nos tienen discutiendo a los ciudadanos el derecho a la tauromaquia, a las peleas de gallos y a los casinos; y con ello desvían nuestra atención sobre el tema de fondo: la intención de "tomarse la justicia por mano propia". Esto es, sustituir a los "jueces corruptos de la partidocracia," y poner en su lugar a los "probos y sacrosantos" amigos del gobierno de turno. ¿Quién nos garantiza que los nuevos jueces no sean unos "angelitos tan morales y juristas" como los pichijueces del 2004?

Asimismo, debemos discutir más sobre la pregunta que dice:

"1. Con la finalidad de combatir la corrupción, ¿Está usted de acuerdo que sea delito el enriquecimiento privado no justificado?"

Parecería que aquí la intención es acabar con el principio jurídico de la "presunción de inocencia." En efecto, un porcentaje de la población puede haber acumulado dinero de forma ilegal, pero esa es la excepción y no la regla, así debe entenderse. El tipificar como delito el enriquecimiento privado, justificado o no, abre la puerta al atropello; pues, sobre la base de la excepción, al establecer el principio antijuridico e inmoral de que todo el que tiene algún dinero es un presunto delincuente, se criminaliza el trabajo de gente honesta. De ser aprobada esa pregunta, resultará que el narcotraficante que lavó dinero y se enriqueció ya no es la excepción sino la regla, pues todo el que lucra privadamente con cualquier actividad, lícita o ilícita, será sujeto de investigación; ciertamente un arma poderosa contra opositores y detractores.

También debe preocuparnos el contenido de la pregunta que dice:

"5. Con la finalidad de evitar la explotación laboral, ¿Está usted de acuerdo que la no afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social de trabajadores en relación de dependencia sea considerada delito?"

Ciertamente otra barbaridad jurídica, pues no afiliar a sus empleados al Seguro Social, es incorrecto, inmoral e ilegal; y por tanto objeto de demanda laboral o civil, ¿pero es y debe ser un delito? La respuesta es NO, pues en un mundo donde la tendencia es despenalizar y descriminalizar lo que no es estrictamente punible, la propuesta del gobierno es una aberracion en todo el sentido de la palabra. La no afiliación al Seguro debe ser sancionada, pero jamás como un delito, pues ello no favorece al empleado, sino que se convierte en una poderosa arma para el Estado.

Soy forajido a mucha honra, y nunca acepté que un "dictócrata" se baje la Corte Suprema de la forma mas grosera y mañosa para controlar la justicia y perseguir a sus críticos y opositores. Si en ese entonces protesté, me obligo a ser consecuente con mis ideas, y lo soy. No puedo aceptar ni acepto que hoy se busque hacer lo mismo pero de forma mas elegante y solapada, escondiendo las verdaderas intenciones de "tomarse la justicia por mano propia" detrás del voto en una consulta popular de la cual nadie "entiende bien" las preguntas; y que por tanto, al final se decidirá de la forma más viceral: quienes estén con el caudillo votarán "SI", el resto votaremos "NO". Como yo soy forajido de corazón, no puedo aceptar lo inaceptable, lo que es contrario a mis principios y convicciones, venga de quien venga, a título de lo que sea, y en nombre de la revolucion que sea.

Votaré NO.

Sebastián Donoso Bustamante
C.I. 170654987-8

Telf. 3333371

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